Los gases de efecto invernadero son la principal causa del calentamiento global y el consiguiente cambio climático. Sin embargo, ¿sabes qué gases producen el efecto invernadero y de dónde vienen?
¿Sabes si todos los gases de efecto invernadero son tan peligrosos como los demás? Y, lo más importante de todo, ¿sabe qué puede hacer en su vida diaria para reducir la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera?
Qué es el efecto hibernadero
El efecto invernadero es el efecto que se produce cuando el calor de la radiación solar que llega a la superficie de un planeta no puede volver al espacio. El calor que nos llega del sol lo produce la luz infrarroja. Cuando esta luz llega a la superficie de un planeta (como la Tierra), calienta su superficie. En condiciones normales, este calor vuelve posteriormente al espacio, lo que permite que la temperatura del planeta en cuestión se mantenga estable.
Sin embargo, cuando un planeta tiene atmósfera, hay ciertos gases, los llamados gases de efecto invernadero, que actúan como un escudo para que ese calor regrese al espacio. Es decir, la radiación infrarroja que ha calentado la superficie del planeta rebota y se dirige hacia el espacio pero, a su paso, encuentra ciertos gases en el aire que lo atrapan e impiden que llegue al espacio. En consecuencia, la temperatura del planeta en cuestión aumentará de manera constante, ya que estos gases cuando están presentes en una alta cantidad en la atmósfera de un planeta terminan constituyendo un auténtico escudo que evita que el calor regrese al espacio.
Esto es lo que sucede en un invernadero, cuando se cubre un cultivo con un plástico o vidrio, este elemento evita que la radiación solar rebote y escape de esta habitación. En consecuencia, la temperatura aumenta, lo que permite que se puedan cultivar algunas plantas que necesitan una temperatura más alta y que, en realidad, en determinadas temporadas no se producirían de forma natural. Debido a la similitud del proceso que existe entre el efecto del calor que se produce en los invernaderos y el proceso en el que el calor del sol queda atrapado en la atmósfera de los planetas, este proceso se denomina «efecto invernadero».
Relación entre el efecto invernadero y el calentamiento global
Aunque ambos están relacionados entre sí, es importante entender que son cosas diferentes. El efecto invernadero es el efecto que acabamos de definir. Asimismo, el calentamiento global es consecuencia de este efecto invernadero. Es decir, debido a que el efecto invernadero acaba acumulando en la atmósfera de un planeta el calor del sol, se produce un aumento de su temperatura global, que es lo que se entiende como «calentamiento global» como tal.
El efecto invernadero y el calentamiento global son procesos que ocurren en muchos planetas dependiendo de su atmósfera. Sin embargo, en el caso de la Tierra, el problema es que este efecto invernadero y su consecuente calentamiento global provienen de actividades humanas que producen gases de efecto invernadero. Asimismo, el gran problema del calentamiento global es que, a medida que aumenta la temperatura, el ecosistema se deteriora y se desequilibra, lo que tiene consecuencias tanto para el medio ambiente como para la vida en la Tierra, que incluye a su propia especie humana.
De hecho, el calentamiento global conducirá a catástrofes para la civilización humana, como el aumento del nivel del mar (con la consiguiente destrucción de ciudades y territorios costeros), períodos de sequía e inundaciones que a su vez conducirán a la pérdida de cultivos, así como destrucción de gran parte de la biodiversidad de las plantas que se utilizan no solo para la alimentación, sino también para la preparación de medicamentos y otros productos relacionados con la economía y las actividades humanas.
Como puede ver, es un escenario completamente apocalíptico y catastrófico. Sin embargo, lamentablemente, son las consecuencias que tendrá el calentamiento global cuando el cambio climático se vuelva extremo. Por ello, es fundamental atacar de raíz su principal causa: los gases de efecto invernadero vertidos a la atmósfera por las actividades humanas.
Los gases de efecto invernadero son variados y, aunque no todos tienen su origen en la actividad humana, los que más están influyendo hoy en el efecto invernadero desde la Revolución Industrial son de origen antropogénico. Por tanto, es fundamental sustituir aquellas actividades y procesos humanos que los producen por otros libres de emisiones de estos gases.
Dióxido de carbono (CO2)
Es, con mucho, el gas de efecto invernadero que más ha aumentado en los últimos siglos en la atmósfera. Su origen está en la respiración de los animales, incluidos los seres humanos. Sin embargo, el gran problema del dióxido de carbono proviene de la combustión, ya que cuando se queman combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas natural, etc.) se liberan enormes cantidades de este gas de efecto invernadero a la atmósfera. La principal forma de evitarlo es sustituyendo estas fuentes de energía por energías renovables que no impliquen emisiones de CO2 o dióxido de carbono, como la energía solar (solar térmica y fotovoltaica), la energía eólica, la hidroeléctrica, la mareomotriz, la geotermia, etc.
Metano (CH4)
El metano es otro de los gases que contribuyen a producir el efecto invernadero. Este gas se produce de forma natural por la putrefacción generada por bacterias anaeróbicas. De hecho, los excrementos de animales son una fuente importante de este gas, que también forma la mayor parte del gas natural que se utiliza como combustible fósil. Las principales emisiones de metano de origen antropogénico provienen de la industria ganadera, ya que, dado que hay miles de millones de animales destinados al consumo de carne, estos animales producen excrementos que, además de ser un problema para los acuíferos, también producen altas cantidades de CH4 o metano que se libera. a la atmósfera sin control.
Óxidos de nitrógeno (NOx)
Los óxidos de nitrógeno son un conjunto de diferentes tipos de gases que resultan de la combinación de nitrógeno y oxígeno como resultado de la combustión. Su origen principal se encuentra en la combustión de combustibles fósiles y sus derivados, como gasolina y diesel.
Clorofluorocarbonos (CFC)
Este tipo de gases resultan de la combinación de diferentes tipos de moléculas formadas por hidrógeno, flúor y cloro. Han sido ampliamente utilizados en productos envasados en aerosoles (insecticidas, lacas para el cabello, pinturas sintéticas, etc.). Además de ser gases de efecto invernadero, también tienen un efecto perjudicial considerable sobre la capa de ozono, por lo que cada vez están más en desuso, ya que pueden ser fácilmente reemplazados por otros gases que permiten el uso de aerosoles con usos similares pero no perjudiciales para el ambiente.
Ozono (O3)
Aunque llame la atención, el ozono también es un gas de efecto invernadero. El ozono es ampliamente conocido por la capa de ozono, que nos protege del exceso de radiación solar y es un elemento fundamental de nuestra atmósfera para asegurar la supervivencia de la vida en la Tierra. En el caso del ozono, puede ser producido artificialmente por humanos, y su uso se limita, casi exclusivamente, a la desinfección del agua. A pesar de ser un gas de efecto invernadero, su presencia por causas antropogénicas es tan baja que no se puede comparar con otros gases realmente peligrosos para el calentamiento global, como el metano y el CO2.
Vapor de agua (H2O)
Finalmente, otro de los gases de efecto invernadero que está presente en nuestra atmósfera es el vapor de agua. Naturalmente, algunas actividades humanas emiten vapor de agua. Sin embargo, la presencia de este gas en la atmósfera terrestre se debe principalmente al proceso natural de su evaporación. Este gas, fundamental para la existencia de nubes y lluvia, está presente en la atmósfera terrestre de forma natural y no representa un problema real en lo que respecta a los daños derivados del efecto invernadero en nuestro planeta.
Qué hacer contra los gases de efecto invernadero
Como ves, aunque los gases de efecto invernadero pueden ser muchos, los verdaderamente dañinos que están provocando el efecto invernadero y el consecuente cambio climático por calentamiento global se deben a los que se derivan de determinadas actividades humanas. En este sentido, la quema de combustibles fósiles representa la principal causa de la presencia de estos gases nocivos para el medio ambiente. Asimismo, la ganadería representa otro sector que emite más gases de efecto invernadero a la atmósfera en forma de metano.
La solución para evitar el calentamiento global es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera y la presencia de los ya presentes. Para ello, es necesario optar por energías limpias, reducir el consumo de carne, plantar más árboles y evitar la deforestación y, en la medida de lo posible, reducir cualquier tipo de actividad humana que conlleve la emisión de este tipo de gases. Esto incluye reducir el consumo de productos «desechables», optar por el transporte público, consumir productos del kilómetro 0 o producidos en la propia región, así como promover el alargamiento de productos de todo tipo, es decir, alargar su vida útil. más posible, entre muchos otros aspectos.
